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Diabetes tipo 1, cómo controlar lo incontrolable

Diabetes tipo 1, cómo controlar lo incontrolable

Diabetes tipo 1, cómo controlar lo incontrolable

Hoy Mercè Llorca nos habla de cómo el sistema de asa cerrada la ha ayudado a llevar un mejor control sobre su diabetes.

“Si total, solo es pincharse insulina y no comer azúcar”. Cuántas veces me habrán soltado esta frase y cuántas veces habré deseado que realmente la diabetes tipo 1 fuera solo “eso”.

Vivir con esta condición implica estar pendientes de ella las 24 horas del día, 7 días a la semana, sin vacaciones ni descansos. Y las personas que vivimos con diabetes tipo 1 al final intentamos desarrollar una especie de superpoder queriendo controlar todo aquello que afecta al manejo de nuestras glucemias.

Y es que cuando digo que nos afecta todo, sabéis que me refiero desde el tipo de carbohidratos que ingerimos hasta las horas de sueño, pasando por un simple resfriado, el estrés, las hormonas, el ejercicio, la actividad y cualquier cambio que se salga de nuestra rutina.

Esto nos genera una carga mental muy grande que puede derivar en un estado de agotamiento en el que nos vemos superados por el peso de vivir con esta condición.

Por suerte, aunque todavía estamos esperando la cura, la tecnología va avanzando y nos permite la automatización de ciertas funciones que significan un antes y un después en nuestra vida.

Disponer de sistemas cerrados en los que los valores de glucemia leídos por el monitor continuo de glucosa son recibidos por los sistemas de infusión de insulina permitiendo la toma de algunas decisiones de manera automática, nos supone una mejora de la calidad de vida que, desde luego, cuando debuté por allá al 1994 no me habría llegado a imaginar.

Personalmente, y como usuaria de un sistema de asa cerrada, puedo constatar como el hecho de disponer de esta tecnología me ha permitido conseguir mis objetivos de hemoglobina glicosilada, tiempo en rango y, en resumen, llevar el manejo de mi diabetes al siguiente nivel.

A nivel más específico, de todas las funciones automatizadas, la que para mí ha supuesto un cambio espectacular es, sin duda alguna, la parada predictiva. Los que sois deportistas como yo o lleváis un estilo de vida muy activo seguro que me entenderéis. Antes de disponer de esta herramienta eran muchísimas las hipoglucemias que experimentaba durante la práctica de ejercicio e incluso en las horas posteriores. Ahora puedo fijar un objetivo de glucemia superior para moverme en unos números “más seguros” cuando entreno y lo mejor de todo es que no tengo que hacerlo yo, sino que con darle a un botón la bomba lo hará por mí.

Desde luego hay que seguir luchando por la cura, pero mientras vamos a aprovechar al máximo lo que nos brinda la tecnología.

 

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La importancia de la alimentación en la diabetes

La importancia de la alimentación en la diabetes

La importancia de la alimentación en la diabetes

El artículo de hoy lo firman los chicos de Hablando de raciones, unos enfermeros a los que les gusta mucho el mundo de la cocina. Y que vienen a hablarnos la importancia de comer bien cuando tienes diabetes.

La alimentación es uno de los cuatro pilares fundamentales en el tratamiento de la diabetes, junto con el ejercicio físico, la educación diabetológica y la medicación.
Y el tipo de alimentación que sigas va a ser muy importante a la hora de mejorar tu perfil glucémico.

A la hora de hablar de dieta en una persona con diabetes, lo primero que tenemos que hacer es eliminar la palabra dieta, en el momento en el que pienses en que tienes que seguir una dieta ya va a tener principio y fin; y el fin siempre será malo: rebotes, deficiencias nutricionales, patologías asociadas…

Lo que debes hacer es aprender a alimentarte de forma saludable: elimina azúcares, harinas refinadas y grasas saturadas. Y esto no quiere decir que tengas que contar calorías, contabilizar nutrientes o comer a horas concretas. Es necesario que te dejes llevar por tu apetito y tu sed y que escojas alimentos saludables para paliarlos. Que estos alimentos sean la norma en tu alimentación y no la excepción.

Basa tu alimentación en alimentos mínimamente procesados, priorizando los de origen vegetal, estos son los alimentos que o no tienen etiqueta o en la etiqueta solo hay un ingrediente. Complementa con algún alimento bien procesado, estos son los que tienen menos de 5 ingredientes en su etiqueta (siempre que no lleven una cantidad de azúcares añadidos, harinas refinadas o aceites vegetales mayor al 5-10%) pero que estos no desplacen a los alimentos frescos.
Y evita lo más que puedas los alimentos ultraprocesados (más de 5 ingredientes en la etiqueta). El consumo de estos tiene que ser ocasional, cuanto menos mejor.

Uno de los métodos que a mí más me gustan para aprender a alimentarse bien, es el plato de Harward, es muy fácil e intuitivo. Medio plato de vegetales, un cuarto del plato con hidratos, y otro cuarto con proteínas.
También he de decirte que existen alimentos perjudiciales para la salud que constituyen factores de riesgo y otros saludables que previenen enfermedades.

La gran mayoría de alimentos saludables tienen en común que: son materias primas sin procesar o mínimamente procesadas, en general, son de origen vegetal, están en la matriz del alimento y dejan de ser tan sanos si se procesan mucho.
Por el contrario la gran mayoría de los alimentos poco saludables tienen en común que: son procesados o ultraprocesados, se les añade ingredientes poco interesantes desde el punto de vista nutricional, son productos refinados y están desprovistos de su matriz alimentaria original.
Por los que podemos decir que una dieta saludable es aquella que esté basada principalmente en productos vegetales, y evita el uso de alimentos ultraprocesados o procesados con ingredientes malsanos.

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Visibiliza tu diabetes

Visibilizar la diabetes es positivo para ti y para todos

Visibiliza tu diabetes

Hay personas a las que da algo de apuro hablar de su diabetes. Hoy Mamá con Diabetes viene a contarnos que no debemos caer en ese error. Visibilizar la diabetes es positivo para ti, y para todos.

No escondas ni ocultes nunca que tienes diabetes.
Que nunca te dé miedo, ni temor, ni te sientas mal por decir que tienes diabetes al mundo.

Este debería ser uno de los puntos más importantes a tocar, nada más llegar a nuestra primera consulta en educación diabetológica.
Un debut diabético no es fácil para nadie, pero debemos de saber que, para llevarlo de la mejor manera posible, tenemos que ser positivos, ya que todo va a salir bien.

Conozco a personas que después de muchos años aún niegan y esconden su diabetes, hasta tal punto que incluso ni en su trabajo lo saben. Esto, aparte de ser muy peligroso para uno mismo, también lo es para los que nos rodean, compañeros y amigos. Si algún día pasa algo, no van a saber, primero cómo actuar, y si actúan lo van a hacer mal ya que en ningún momento se les va a pasar por la cabeza que lo que te puede estar ocurriendo, es por ejemplo un episodio grave de hipoglucemia.

¿Crees que compensa el esconderlo? ¿Crees que merece la pena poner en riesgo tu vida? Yo creo que no.

Pero ya no es solo eso, la negación y una actitud negativa no ayudan en absoluto; ya que  provocan que nuestra diabetes no esté bien controlada y esto a la larga puede provocar graves consecuencias.

No confundas ocultarlo, con simplemente ser discreto. En algunos momentos nos puede apetecer no estar dando explicaciones. Pero si fuera así, lo mejor es tratarlo con toda la normalidad.

Mi consejo es: no juegues más al escondite con tu diabetes.

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Diabetes: Situación de estrés

diabetes, situación de estrés

Daniel Hans - Diabetes: Situación de estrés

¿Cómo afecta el estrés a un corredor antes de una carrera? Nos lo cuenta hoy Daniel Hans. Una situación análoga a otras situaciones cotidianas como una entrevista de trabajo, un problema familiar… ¡Seguro que todos podemos aprender del ejemplo que nos trae Daniel!

“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.”   

De esta manera comienza el poema de Konstantino Kavafis dándonos a entender que el camino es lo que tiene verdadero sentido y no tanto el destino.  

En diabetes, tanto pacientes como personas cercanas, solemos desilusionarnos, enfadarnos o ponernos de mal humor cuando las cifras de glucemia no van según lo estipulado. Pese a seguir las pautas que creíamos correctas, la glucemia no nos acompaña. Muchas veces, la causa de estos valores es producida por factores a los cuales no podemos controlar. Hoy os hablo de uno de ellos, el estrés.  

Vamos a poner un ejemplo. Hoy es el día de una carrera de 10 kilómetros que llevamos tiempo preparando. Nuestra preparación física para ella ha sido la adecuada y, además, hemos entrenado la gestión de nuestra diabetes- Pero resulta que, pese a llevar el mismo procedimiento que en los entrenamientos donde me iba genial, hoy día de la prueba mi glucemia no para de subir.  

¿Motivo?, el estrés del día de la prueba.  

¿Por qué me sucede? 

Durante situaciones estresantes, la epinefrina (adrenalina), el glucagón, la hormona de crecimiento y el cortisol desempeñan un papel en los niveles de azúcar en sangre. Las situaciones estresantes pueden incluir infecciones, enfermedad grave o un estrés emocional importante. 

Cuando está estresado, el cuerpo se prepara a sí mismo para asegurarse de tener suficiente azúcar o energía listas y disponibles. Los niveles de insulina caen, los niveles de glucagón y epinefrina (adrenalina) se elevan y se libera más glucosa desde el hígado. Al mismo tiempo, se elevan los niveles de la hormona de crecimiento y cortisol, lo que hace que los tejidos del cuerpo (músculos y grasa) sean menos sensibles a la insulina. Como resultado, hay más glucosa disponible en la corriente sanguínea. 

Y volviendo al ejemplo, por regla general, la subida temporal de la glucemia suele compensarse cuando se ha iniciado la prueba y nuestro estrés y nerviosismo se van calmando. Como todo en diabetes, cada cuerpo es diferente, pero es importante tener en cuenta estos episodios que no podemos controlar, pero sí saber cómo actúa y evitar sustos.  

Estar preparado es importante, saber esperarlo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida (Arthur Schnitzler)

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Tengo diabetes, ¿debo preocuparme por…?

Tengo diabetes, ¿debo preocuparme por…?

Tengo diabetes, ¿debo preocuparme por…?

Hoy InsulinRock viene a nuestra página a hablarnos del alarmismo cuando tenemos diabetes. Por supuesto, tenemos que cuidarnos. ¡Pero eso no significa vivir asustados! Con un buen control y observación, todo debería ir bien.

Uno de los primeros tópicos que vienen al imaginario colectivo cuando aparece la palabra diabetes es el de la mala cicatrización de las heridas; uno de los pensamientos recurrentes de un recién diagnosticado o de los padres de un pequeño al que lo acaban de diagnosticar es el de que se van a perder las piernas o los dedos de los pies; esas heridas que no cierran jamás y, bueno, cuando al principio del artículo decía que se trataba de un tópico no lo decía porque fuera algo inventado, lo decía por que, como todo, si no se dota de un contexto podemos caer en una paranoia y perder el sentido de la razón.

Hace un par de días, en una consulta de educación en diabetes, una madre me comentaba que tenía miedo por una herida que, a su parecer, estaba cicatrizando muy lentamente. El peque apenas lleva un par de años desde que le diagnosticaron y sus padres lo han estado llevando todo este tiempo muy bien, manteniéndolo con unos controles impecables que ya quisiera yo para mi.
Después de explicarle que los problemas serios de cicatrización aparecen en diabetes muy avanzadas, de muchos años, y mal controladas, la pregunta que le hice a esta madre fue que si alguna vez se había parado a ver que tal cicatrizaba la hermana del peque (que no tiene diabetes) o incluso ella misma; y es que, cuando tenemos diabetes muchas veces parece que todo se circunscribe a lo mismo, todo tiene relación.
Tengo hambre, seguro que estoy bajo...o alto... me duele la cabeza, ¿serán cetonas?

Hace ya casi un año, para preparar una reunión con el servicio de salud, logramos sacar del archivo del hospital los datos estadísticos de las complicaciones en diabetes. Me encantan las estadísticas desde que leí un estudio que aseguraba que el 50% de los bomberos de Oklahoma son la mitad (pido perdón por este chiste, juro que no volverá a ocurrir).
Volviendo a lo de los datos, lo que más nos impactó fue que el número de amputaciones para la diabetes de tipo 2 superaba en un 93% a las que se producían en personas con diabetes de tipo 1. No soy un experto en esta materia, pero en todos los trabajos y bibliografía que he leído en referencia al famoso pie diabetico nunca se hace distinción entre diabetes de tipo 1 o diabetes de tipo 2, claro está que la población de personas que tiene diabetes de tipo 2 es muy superior a los que tienen diabetes de tipo 1, pero otra realidad es la de que, en general, el control que se hace a las personas con diabetes de tipo 2 es muy deficiente; muchos de ellos ni siquiera llegan a pisar la consulta de un endocrino o de una educadora en diabetes. Es más, por mi experiencia como sanitario, un número muy alto de personas con diabetes de tipo 2 no tienen diabetes, tienen sólo un poco de azúcar, que es lo que le ha dicho el médico. Según el tratado de diabetes mellitus de la Sociedad Española de Diabetes (la Diabebiblia), afortunadamente el número de amputaciones han ido disminuyendo paulatinamente a lo largo de los años; probablemente por los avances en el tratamiento y control.

Volviendo a la historia que antes os contaba del peque con una herida, otra de las cosas que me vinieron a la cabeza fue algo que me había pasado a mi meses antes. A finales de verano me apareció una herida en un dedo de la mano y esta no se curaba ni a la de tres.
Siempre con el mismo aspecto rosado y húmedo, lo que solemos denominar científicamente como “en carne viva”. Tras una sesión de reiki por teléfono con mi médico de atención primaria al que le pareció ver dermatitis en su bola de cristal, decidí que lo mejor sería ir a un dermatólogo privado y “voilá” resulta que se trataba de psoriasis (sin ser yo de soria ni nada. Ok, prometo que es el último). ¡Qué sorpresa, otra enfermedad autoinmune!

Como muchos sabréis, y si no es así, esto es cultura que os regalo, la diabetes de tipo 1 es una enfermedad autoinmune que en muchas ocasiones suele tener otras enfermedades autoinmunes asociadas; clásicamente enfermedades del tiroides y celiaquía, pero nunca había leído sobre este nuevo inquilino. Buscando bibliografía me he encontrado con una gran cantidad de artículos que relacionan estas dos enfermedades; en concreto muchos de ellos directamente apuntan a la psoriasis como un factor de riesgo a la hora de desarrollar diabetes de tipo 2 e incluso de desarrollar enfermedades cardiovasculares ¡maldita sea! ¿pa’qué tengo que buscar yo nada...? Todavía espero el estudio que vincule la diabetes con un aumento de la probabilidad de que te toque la lotería o algo por el estilo...

En fin, os he contado todo este rollo porque creo que es importante no ser catastrofistas.
Actualmente con un tratamiento de corticoides tópicos (que apenas he notado en mis glucemias) he conseguido controlar este tema; la herida de la que os hablé desapareció en apenas 4 o 5 días como por arte de magia. Es importante estar alerta y siempre que nos sumerjamos en el mundo de internet, artículos y datos, ser críticos y darles un contexto por el bien de nuestra salud mental.

 

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Insulina: qué es y cómo funciona

Insulina: qué es y cómo funciona

Insulina: qué es y cómo funciona

La insulina es una hormona producida de forma natural por el páncreas [1,2,3]. Su nombre procede del término latino insula, que significa «isla» [2,3,4], y la producen grupos de células llamadas Islotes de Langerhans [1,2,3].

La insulina se usa principalmente para regular la glucemia, que es el nivel de glucosa en sangre. Permite que la glucosa penetre en las células del organismo [2,3,5]. De esta forma, las células pueden utilizar la glucosa como fuente de energía [3].

Las personas que no tienen diabetes producen esta hormona de manera continua en pequeñas cantidades [3,5,6]. Pocas horas después de una comida, el organismo incrementa su producción para ayudar a las células a metabolizar la glucosa de los alimentos [1,3,6].

Cuando el organismo deja de producir insulina o las células crean una resistencia a ella, los niveles de glucosa en sangre dejan de regularse, lo que ocasiona diabetes [3,7]. La diabetes se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre: esto se denomina hiperglucemia (Hiperglucemia: definición, síntomas y tratamiento) [3,7].

En las personas que tienen diabetes de tipo 1, el propio sistema de defensa del organismo destruye las células responsables de la producción de insulina (células beta) y, en consecuencia, el páncreas deja de producirla o lo hace en cantidades muy pequeñas [3]. Por otro lado, la diabetes de tipo 2 se presenta cuando las células del organismo no responden adecuadamente a la insulina y cuando el páncreas no puede producirla en cantidades suficientes [3,4,5].

La evolución de la insulina

La insulina fue descubierta en 1921 por Frederick Banting y Charles Best en la Universidad de Toronto, y se extraía inicialmente de los páncreas de cerdos, vacas y caballos [1,3,7,8].

A principios de los años 80, los investigadores lograron producir insulina humana recombinante en el laboratorio [3,7,8], que se comercializó por primera vez en 1982  [2,3,4,8]. Esta insulina era más pura y menos alergénica que la insulina de origen animal, y su estructura es similar a la que produce el páncreas humano de forma natural [2,4].

Más tarde, los investigadores lograron modificar la estructura de la insulina humana para optimizar la rapidez y la duración de su acción [2,3,4,5]. Estas insulinas modificadas se denominan insulinas análogas y se comercializan desde 1996 [2,5,6].

Los distintos tipos de insulina

En la actualidad, existen varios tipos de insulina para el tratamiento de la diabetes, con distintos grados de rapidez y duración de la acción [3]:

  • De acción corta, también denominadas insulinas convencionales, que son insulinas humanas fabricadas en el laboratorio. Por lo general empiezan a actuar 30 minutos después de su administración y la duración media de su acción es de alrededor de 6 horas [3,5,8].
  • Insulinas análogas de acción rápida, que se han desarrollado para actuar más rápido (10-30 minutos después de la administración) y durante menos tiempo (de 3 a 5 horas) que las convencionales [3,4,5,7].
  • Acción intermedia, que se fabrican combinando la insulina convencional con protaminas (una proteína) o zinc. Por lo general, empiezan a actuar entre 1-2 horas después de la administración y su acción puede durar unas 20 horas [1,3,5,8].
  • Insulinas análogas de acción prolongada, que se desarrollaron para actuar durante más tiempo y con mayor estabilidad que las de acción intermedia [4,5,7]. La acción de las insulinas análogas de acción prolongada dura aproximadamente 24 horas y algunas de acción «ultraprolongada» pueden permanecer activas hasta 42 horas [5,6].

La rapidez y la duración de la acción de estos distintos tipos de insulinas puede variar en función de diversos factores, como la dosis administrada, la temperatura o el lugar de administración [5,6,8].

El papel de la insulina en el tratamiento de la diabetes

La insulina es esencial en el tratamiento de la diabetes de tipo 1. En algunos casos, las personas con diabetes de tipo 2 también pueden necesitarla, especialmente cuando los medicamentos dejan de ser suficientes para equilibrar los niveles de glucosa en sangre [3,4,6,8,9]. Esta hormona se administra debajo de la piel con una jeringa, una pluma o una bomba [1,4,6].

El objetivo de su administración es imitar el funcionamiento natural del páncreas, proporcionando al organismo la insulina que necesita durante el día y después de las comidas. Esto permite a las personas que no producen insulina o que producen poca cantidad, limitar las elevaciones de glucosa en sangre [1,3,7].

Fuentes

  1. Allen D. Ruan CH, King B. & Ruan KH. Recent advances and near future of insulin production and therapy. FutureMed. Chem. (2019) 11(13), 1513–1517. doi: 10.4155/fmc-2019-0134.
  2. Ignazio Vecchio, Cristina Tornali, Nicola Luigi Bragazzi and Mariano Martini. The Discovery of Insulin: An Important Milestone in the History of Medicine. Front Endocrinol (Lausanne). 2018 Oct 23;9:613. doi: 10.3389/fendo.2018.00613. eCollection 2018.
  3. Ahmad K. Insulin sources and types: a review of insulin in terms of its mode on diabetes mellitus. J Tradit Chin Med. 2014 April 15; 34(2): 234-237. doi: 10.1016/s0254-6272(14)60084-4.
  4. Shahani S., Shahani L. Use of insulin in diabetes: a century of treatment. Hong Kong Med J. 2015 dec 21 (6) : 553-9. doi: 10.12809/hkmj154557. Epub 2015 Nov 6.
  5. O M Selivanova, S Yu Grishin, A V Glyakina, A S Sadgyan, N I Ushakova, O V Galzitskaya. Analysis of Insulin Analogs and the Strategy of Their Further Development. Biochemistry (Mosc). 2018 Jan;83(Suppl 1):S146-S162. doi: 10.1134/S0006297918140122.
  6. Edyta Cichocka, Anna Wietchy, Katarzyna Nabrdalik, Janusz Gumprecht. Insulin therapy — new directions of research, Endokrynologia Polska, Tom/Volume 67; Numer/Number 3/2016. doi: 10.5603/EP.2016.0044.
  7. Adams GG, Meal A, Morgan PS, Alzahrani, QE, Zobel H, Lithgo R, et al. (2018) Characterisation of insulin analogues therapeutically available to patients. PLoS One. 2018 Mar 29;13(3):e0195010. doi: 10.1371/journal.pone.0195010. eCollection 2018.
  8. Wolfgang Landgraf, Juergen Sandow. Recombinant Human Insulins –Clinical Efficacy and Safety in Diabetes Therapy. Eur Endocrinol. 2016 Mar;12(1):12-17. doi: 10.17925/EE.2016.12.01.12. Epub 2016 Mar 15.
  9. James R LaSalle, Rachele Berria. Insulin therapy in type 2 diabetes mellitus: a practical approach for primary care physicians and other health care professionals. J Am Osteopath Assoc. 2013 Feb;113(2):152-62.
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La diabetes no pone límites

La diabetes no pone límites

Azucarilloman: La diabetes no pone límites

Hoy vuelve a pasar por nuestra página Andrés Villegas, más conocido como Azucarilloman, para reflexionar sobre la normalidad y los límites que (no) nos fija la diabetes.

Hola a todos, ¡cuánto tiempo!, ¿Cómo va todo?

Hoy vuelvo a tener la suerte de poder compartir con todos los lectores MDE mi punto de vista sobre otro aspecto relacionado con la diabetes, y es que hoy os quiero lanzar la siguiente pregunta: ¿Cuáles creéis que son nuestros límites teniendo diabetes?

Yo siempre he pensado y he tenido muy claro que la diabetes no me limitaría en nada en mi vida diaria, puede que me obligara a hacer algunas cosas de manera diferente, pero nunca me impediría realizar cualquier actividad. Cuando mi hermano se embarcó en este mundo de la diabetes intenté inculcarle también estos valores y a día de hoy ambos llevamos una vida de lo más “normal” posible. ¿Por qué entrecomillo la palabra normal? Porque la normalidad es algo muy subjetivo, que para cada persona puede significar algo totalmente diferente, es por eso, que para mi hermano y para mí, después de compartir la vida con la diabetes durante muchos años hemos normalizado este estilo de vida.

Pero bueno, no me enrollo, que hoy venía a hablaros sobre los límites que podemos tener en nuestro día a día con diabetes, de los cuales he podido a hablar largo y tendido y reflexionar estos pasados días con grandes referentes deportivos con diabetes. Todos tenían un denominador común, y es que ellos siempre han perseguido sus sueños independientemente del peso de su mochila y han terminado consiguiendo numerosos premios, logros… ¡Qué orgullo!

Estas charlas me han servido a mí, y es lo que hoy quiero transmitiros, para tener aún más claro que la diabetes no me va a frenar en nada y nunca, pero nunca, me voy a establecer un techo por el simple hecho de tener diabetes. Las personas con diabetes somos capaces como cualquier otra persona y además…vaya para nosotros un doble mérito por conseguir lo que nos propongamos cargando una mochila que nosotros no hemos pedido cargar.

Para ir despidiéndome, espero que este artículo sirva para animaros a todos a intentar todo aquello que por la diabetes os eche para atrás, para que cojáis aire y contéis hasta diez cada vez que alguien os diga que no podéis hacer algo y establezcáis este lema en vuestro día a día: Tengo diabetes, ¿A qué quieres que te gane? Jeje…

Como comentaba antes, ha sido un lujo volver a transmitiros mi punto de vista sobre nuestra condición. Espero que hayáis terminado de leer el artículo con un extra de motivación y espero ver también como cada uno de vosotros va logrando lo que se va proponiendo en la vida.

¡Abrazos muy fuertes de Azucarilloman!

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¿Existe cura para la diabetes de tipo 1?

¿Existe cura para la diabetes de tipo 1?

¿Existe cura para la diabetes de tipo 1?

Ya se han aprobado varios tratamientos para curar la diabetes de tipo 1 y otros se hallan en fase de ensayo. Un gran número de artículos médicos y científicos se refieren a estos tratamientos como posibles remedios [1]. Nos preguntamos: ¿existe una cura posible, o al menos probable, para la diabetes de tipo 1?

Curar la diabetes de tipo 1: motivos para la esperanza

En las personas con diabetes de tipo 1, el sistema de defensa del organismo destruye las células que producen la insulina: las células β que componen los islotes de Langerhans diseminados por todo el páncreas. Como resultado de ello, el páncreas deja de producir insulina, la hormona que regula los niveles de glucosa en sangre [2,3,4,5,6].

Para mantener equilibrados los niveles de glucosa en sangre, es decir, dentro de unos límites superiores definidos, las personas con diabetes de tipo 1 deben administrarse insulina a diario. Esto proporciona al organismo la insulina que necesita, pero no cura la diabetes de tipo 1 [2,3,4,5].

Sin embargo, los últimos avances científicos ofrecen la esperanza de una cura para la diabetes de tipo 1 [1,4,5,6]. Algunos miembros de la comunidad científica ya hablan de la remisión de la diabetes de tipo 1; desde el punto de vista médico, el término «remisión» se refiere a una reducción de los síntomas o su completa desaparición sin medicación o tratamiento quirúrgico [1].

Algunos expertos incluso sugieren la posibilidad de la «remisión completa». Esto se conseguirá cuando los niveles de glucosa en sangre sean similares a los de la población general (menos de 100 mg/dl en ayunas y una concentración de HbA1c inferior al 6,5 %) durante un período de al menos 1 año sin tratamiento (medicación, insulina) ni cirugía [1].

Varios tratamientos actuales permiten la retirada del tratamiento con insulina y la normalización de la glucosa sanguínea, pero no cumplen la definición de «remisión» descrita anteriormente, ya que requieren medicación continuada o procedimientos quirúrgicos reiterados [1,3].

Sin embargo, algunos tratamientos en desarrollo y que se ensayarán en el futuro podrían hacer realidad la remisión de la diabetes de tipo 1 [1].

Inmunoterapia

La inmunoterapia para la diabetes de tipo 1 puede implicar el uso de anticuerpos monoclonales (Acm): moléculas diseñadas para impedir que el sistema inmunitario destruya las células que producen la insulina [2].

Los estudios clínicos han demostrado que este tratamiento es eficaz para retrasar la aparición de la diabetes de tipo 1 y, al menos a corto plazo, para ralentizar su progresión en personas recién diagnosticadas. Aunque prometedora, la inmunoterapia requiere aún mucho estudio antes de convertirse en una cura viable para la diabetes de tipo 1 [2].

Trasplantes de páncreas

Los trasplantes de páncreas no son nuevos, ya que se llevan realizando desde principios de los años 60 para tratar la diabetes de tipo 1 [7].

Los estudios han demostrado que muchas personas con diabetes de tipo 1 que han recibido un trasplante de páncreas sin complicaciones por rechazo han logrado mantener niveles equilibrados de glucosa en sangre sin necesidad de insulina [3,8].

Sin embargo, a pesar de que se han realizado muchos avances en los últimos años, aún han de abordarse diversos problemas: la falta de donantes, la complejidad de la intervención, el alto riesgo de rechazo y las complicaciones postoperatorias, así como los posibles efectos secundarios de la medicación inmunosupresora [3,8].

Trasplante de islotes de Langerhans de un donante

Los trasplantes de islotes de Langerhans podrían proponerse a algunas personas con diabetes de tipo 1, especialmente aquellas con diabetes lábil [4,5,6]. Los estudios han revelado que alrededor del 60 % de las personas que recibieron este tratamiento dejaron de necesitar insulina para controlar sus niveles de glucosa en sangre 5 años después del trasplante [5].

Desafortunadamente, su aplicación es limitada por dos razones. La primera, es la escasez de donantes. La segunda es que los receptores del trasplante deben tomar fármacos inmunosupresores de por vida para impedir que sus sistemas inmunitarios detecten las células trasplantadas y las ataquen; además, los fármacos para evitar el rechazo tienen diversos efectos secundarios de consideración, como un aumento de la susceptibilidad a las infecciones [4,5,6].

Trasplante de células β funcionales

Uno de los tratamientos más prometedores para la diabetes de tipo 1 es el trasplante de células convertidas en células β productoras de insulina en el laboratorio. Estas células pueden fabricarse con células madre u otros tipos de células (p. ej., células hepáticas o intestinales) [3,4,5,6].

Sin embargo, quedan por resolver muchos problemas técnicos y restricciones para que el trasplante de células β se convierta en un procedimiento estándar [3,4,5,6].

Fuentes

  1. J.B Buse. How do we define cure of diabetes? 2009 Nov;32(11):2133-5. doi: 10.2337/dc09-9036.
  2. Qi Ke, Charles J Kroger, Matthew Clark, Roland M Tisch. Evolving Antibody Therapies for the Treatment of Type 1 Diabetes. Front Immunol. 2021 Feb 18;11:624568. doi: 10.3389/fimmu.2020.624568. eCollection 2020.
  3. Ryota Inoue, Kuniyuki Nishiyama, Jinghe Li, Daisuke Miyashita, Masato Ono, Yasuo Terauchi, Jun Shirakawa. The Feasibility and Applicability of Stem Cell Therapy for the Cure of Type 1 Diabetes. Cells. 2021 Jun 24;10(7):1589. doi: 10.3390/cells10071589.
  4. Stephanie Bourgeois, Toshiaki Sawatani, Annelore Van Mulders, Nico De Leu, Yves Heremans, Harry Heimberg, Miriam Cnop, Willem Staels. Towards a Functional Cure for Diabetes Using Stem Cell-Derived Beta Cells: Are We There Yet? Cells 2021 Jan 19;10(1):191. doi: 10.3390/cells10010191.
  5. Shuai Chen, Kechen Du, Chunlin Zou. Current progress in stem cell therapy for type 1 diabetes mellitus. Stem Cell Res Ther. 2020 Jul 8;11(1):275. doi: 10.1186/s13287-020-01793-6.
  6. Shengli Dong, Hongju Wu. Regenerating β cells of the pancreas - potential developments in diabetes treatment. Expert Opin Biol Ther. 2018 Feb;18(2):175-185. doi: 10.1080/14712598.2018.1402885. Epub 2017 Nov 13.
  7. Roberto Ferreira Meirelles Júnior, Paolo Salvalaggio, Alvaro Pacheco-Silva. Pancreas transplantation: review. Einstein (Sao Paulo). Apr-Jun 2015;13(2):305-9. doi: 10.1590/S1679-45082015RW3163.
  8. S Moassesfar, U Masharani, L A Frassetto, G L Szot, M Tavakol, P G Stock A M Posselt. A Comparative Analysis of the Safety, Efficacy, and Cost of Islet Versus Pancreas Transplantation in Nonuremic Patients With Type 1 Diabetes. Am J Transplant. 2016 Feb;16(2):518-26. doi: 10.1111/ajt.13536. Epub 2015 Nov 23.
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La kryptonita de la diabetes

Jedi Azucarado - La kryptonita de la diabetes

La kryptonita de la diabetes

Hoy Óscar López de Briñas (Jedi Azucarado) nos compara a las personas con diabetes con superhéroes, y hace hincapié en nuestros puntos débiles, y por qué no deben serlo. ¡Sigamos leyendo y dejemos que él nos lo cuente!

Todos los superhéroes tienen su punto débil. Su flaqueza. Un aspecto en el que no brillan; o más aún, son terriblemente vulnerables.
Superman tiene la kryptonita, que lo debilita hasta dejarlo sin fuerza para defenderse de un simple puñetazo. Linterna Verde no puede con el color amarillo, no me preguntéis porqué. Wolverine, a pesar de la fuerza que tiene y su brutalidad, pierde su poder cuando sus poderosas defensas de Adamantium son sometidas a campos magnéticos. Incluso los “malos” tienen flaquezas. El inquietante Venom puede volverse indefenso ante los sonidos estridentes. Y en la vida real podríamos extrapolar esta situación y decir que cada persona tiene su kryptonita. Su punto débil. Su área en la que se vuelve vulnerable.

Pero si seguimos concretando, podemos decir que en nuestro mundo de la diabetes, aunque alguno piense que no, también tenemos un poco de superhéroes. Porque gestionar con brillantez la glucemia día tras día con los innumerables momentos y situaciones distintas, es todo un reto. Y como bien sabemos todos, esas múltiples situaciones son cada una de ellas un pequeño examen. Una prueba en la que se pone a prueba nuestra pericia, nuestros conocimientos… y nuestra paciencia. 
Pero diría que, en general, salimos medianamente victoriosos. Somos unos pequeños superhéroes de andar por casa. Pero al igual que Superman o Linterna Verde, también tenemos nuestro punto débil. Un momento, una situación, una circunstancia, un tipo de alimento… pueden ser muchas cosas. Pero sea lo que sea, es algo que sistemáticamente no conseguimos controlar y llevamos mal; nos debilita, nos sale mal, nos enfada, nos resta brillantez a cómo llevamos normalmente la diabetes.

Es labor de cada uno detectar ese “momento kryptonita” y aplicarse en él para poner remedio y que deje de ser debilidad. Alguno tendrá problemas con sus mañanas, en las que siempre se le dispara la glucemia por el famoso fenómeno del alba. Mucho ha leído sobre él, y ha hecho muchas pruebas, pero no consigue controlar ese pico de últimas horas de la madrugada que le hace levantarse siempre con una cifra por encima de lo deseable.
Otros tienen un fenómeno similar, pero vespertino. El llamado fenómeno del atardecer, otro momento diario en el que por razones biológicas y de procesos internos que desconocemos, el cuerpo no es eficaz con la insulina y la glucemia se dispara durante varias horas hasta la hora de la cena.
Hay gente cuya kriptonita son las hipoglucemias, de las que no consigue despegarse y reducir su frecuencia por mucho que modifique la terapia y las pautas de insulina. Yendo más a lo particular, hay personas con una debilidad más mundana, pero frustrante: un alimento concreto, el cual no pueden gestionar glucémicamente por mucho que lo intentan. Para algunos es el arroz. Para otros la pizza. Incluso a ciertas personas se les atragantan productos teóricamente más sencillos, como unas lentejas. Hay gente a la que hacer ejercicio le supone una auténtica complicación para la que no consiguen poner remedio.

A veces me escriben personas preguntándome cómo solventar sus kriptonitas. Yo, que no soy médico endocrino ni siquiera sanitario, no puedo entrar a darles consejos de pauta farmacológica. Pero sí les suelo indicar algunas de las razones más populares para ese tipo de problema. Y lo que hay que hacer es analizar a fondo esa situación e intentar encontrar un patrón; una razón, un motivo, un origen. Y generalmente se encuentra.

Y cuando no se encuentra el origen, se encuentra una herramienta para ponerle cierta solución, ya sea total o parcialmente. El análisis y la observación es probablemente una de las mayores y más potentes herramientas que tenemos para domar a nuestra diabetes. Una herramienta que curiosamente, no siempre usamos porque en la rutina fugaz y arrolladora del día a día, no nos sentamos a analizar con calma qué está pasando con nuestra kryptonita y cómo podemos derrotar ese punto débil. Generalmente probamos con uno o dos remedios simples o que hemos leído en las redes sociales y de ahí pasamos a frustrarnos y a aceptar que ese es nuestro punto débil.

Pero somos mucho más capaces de lo que pensamos. Y la observación y los patrones ocultos en nuestra diabetes no siempre los vemos.
Una adecuada y eficaz gestión de la diabetes no sólo es cuestión de tener un paquete de conocimientos. La práctica y el día a día te van dando un poder y una mayor capacidad de control porque sencillamente, te conoces cada vez más. Y ahí está nuestra herramienta mágica. Ese es nuestro martillo de Thor, nuestra varita de Harry Potter, nuestro escudo de Capitán América.

Y a pesar de ser superhéroes, a diferencia de los de Marvel o DC Comics, nadie nos ha diseñado ni predestinado una kryptonita contra la que no tenemos solución. A veces perdemos sin darnos cuenta la capacidad de analizarnos. De ver qué pasa con nuestra diabetes no ya en el día a día (que es el que nos frustra a veces), si no a largo plazo. Siéntate a veces y analiza tu diabetes.
Observa gráficas solapadas de día. Busca y detecta patrones, situaciones repetitivas, posibles causas a cosas, rutinas, tendencias. Ser capaces de ver todo eso nos permitirá en muchas ocasiones poder vencer nuestra debilidad y dejar de sufrir ante una kryptonita que realmente nunca existió.

 

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Cómo dormir con una bomba de insulina

Cómo dormir con una bomba de insulina

Cómo dormir con una bomba de insulina

Los modelos más modernos de bombas de insulina son compactos, robustos y fáciles de usar, además de estar equipados con muchas funciones útiles. Esto significa que se pueden utilizar sin comprometer la comodidad del usuario, incluso por la noche [1,2,3,4]. En este artículo te ofrecemos información útil y consejos sobre cómo dormir profundamente con una bomba de insulina.

Controla tu diabetes por la noche con una bomba de insulina

Desde su introducción en la década de los 70, la tecnología de bomba de insulina ha experimentado enormes avances que la hacen cada vez más precisa y fiable [1,2,4].

Hoy en día, algunas bombas se pueden combinar con un sistema de monitorización continua de glucosa (MCG) que mide los niveles de glucosa en sangre cada 3-15 minutos (en función del sistema) a través de un sensor insertado en la piel. Esto permite ajustar o programar la administración en tiempo real, conforme a las lecturas de la glucosa [1, 3, 5].

Una de las principales ventajas de usar una bomba de insulina combinada con un sistema MCG es la función de alarma. Esta te alerta en caso de hiperglucemia o hipoglucemia mediante la emisión de un sonido o una vibración, para que realices los ajustes necesarios [1,2,5].

Algunas bombas también incluyen la función de «umbral de suspensión» o «suspensión por glucosa baja». El sensor del sistema MCG envía automáticamente las lecturas de la glucosa en sangre a la bomba, que utiliza un algoritmo para suspender la administración de insulina basal durante un período concreto (p. ej., 30 minutos) cuando la glucosa cae por debajo de un valor predeterminado (p. Ej., 70 mg/dl) si el usuario de la bomba no reacciona a la alerta de hipoglucemia [3,5].

Varios estudios han demostrado que la posibilidad de ajustar o suspender temporalmente la dosis de insulina administrada en función del nivel de glucosa sanguínea podría reducir la incidencia de episodios de hipoglucemia nocturna [1,2,5,6].

Además de ser más fiables, las bombas de insulina también son ahora más ergonómicas. Gracias a su pequeño tamaño, similar al de una caja de cerillas, se pueden llevar fácilmente durante el sueño [2,3].

Prepararse para dormir con una bomba de insulina

Antes de sumergirte en un plácido y reparador sueño, te recomendamos:

  • comprobar que el sensor del sistema MCG, el set de infusión y el cartucho de insulina del depósito de la bomba estén bien ajustados;
  • comprobar los niveles del depósito de insulina y de carga de la batería;
  • ajustar el metabolismo basal de la bomba, si es necesario [1,2,5,6].

También recomendamos que tengas a mano una batería de repuesto [2].

Existen muchas formas de llevar cómodamente la bomba por la noche, ya que la longitud del tubo flexible que va del depósito de la bomba a la cánula (el tubo intravenoso) puede tener entre 30 y 120 cm. Con un tubo más largo puedes, por ejemplo, colocar la bomba en la mesilla o debajo de la almohada. Si prefieres tenerla contigo (en el bolsillo del pijama o en un cinto especial), puedes utilizar un tubo más corto [2].

Bombas de insulina: diseñadas para que duermas bien

La interrupción de la administración de insulina porque se tuerza el tubo u otras obstrucciones del set de infusión puede ocasionar una hiperglucemia [1,2,3]. Por eso, las bombas más modernas suelen estar equipadas con diversas funciones de seguridad. Puede configurarse una alarma audible:

  • si la administración de insulina se reduce o se interrumpe;
  • si el nivel de la reserva es insuficiente;
  • si el nivel de la batería es bajo [1.2.4].

No obstante, cabe destacar que una bomba puede tardar varias horas en detectar una interrupción del suministro de insulina. Además, puedes sufrir «fatiga por alarmas» si el sistema emite muchas alertas o advertencias repetidas inadecuadas [2,3,5].

Casi todas las bombas de insulina modernas también tienen una función de bloqueo. Esta deshabilita los controles de la bomba para impedir que pulses accidentalmente un botón mientras duermes [4].

Por último, la bomba no sufrirá daños si te tumbas encima de la ella mientras duermes, puesto que se puede utilizar incluso durante la práctica de muchos deportes intensos (como fútbol, baile o saltos) [2]. El fabricante también comprueba la resistencia de las bombas a determinados golpes y cambios de temperatura antes de su comercialización [3].

Fuentes

  1. Brooke H McAdams, Ali A Rizvi. An Overview of Insulin Pumps and Glucose Sensors for the Generalist. J Clin Med. 2016 Jan 4;5(1):5. doi: 10.3390/jcm5010005.
  2. T. Torrance, V. Franklin and S. Greene. Insulin pumps. Arch Dis Child 2003;88:949–953. doi: 10.1136/adc.88.11.949.
  3. L. Heinemann and al. Insulin pump risks and benefits: a clinical appraisal of pump safety standards, adverse event reporting and research needs. A Joint Statement of the European Association for the Study of Diabetes and the American Diabetes Association Diabetes Technology Working Group. Diabetologia (2015) 58:862–870. doi : 10.1007/s00125-015-3513-z.
  4. F M Alsaleh, F J Smith, S Keady, K M G Taylor. Insulin pumps: from inception to the present and toward the future. J Clin Pharm Ther. 2010 Apr;35(2):127-38. doi: 10.1111/j.1365-2710.2009.01048.x.
  5. J.S Sherwood, S.J Russell and M.S Putman. New and Emerging Technologies in Type 1 Diabetes. Endocrinol Metab Clin N Am 49 (4)667–678,. doi: 10.1016/j.ecl.2020.07.006.
  6. A. Shiffrin. Nightime Continuous subcutaneous insulin infusion revisited. Diabetes Care. Volume 23 (5) :571-3 ; mai 2000, doi : 10.2337/diacare.23.5.571.
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