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Glucómetro frente a sistema de MCG: ¿en qué se diferencian?

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Glucómetro frente a sistema de MCG: ¿en qué se diferencian?

Si te han diagnosticado diabetes, puede que necesites controlar tus niveles de glucosa en sangre varias veces al día para reducir las probabilidades de sufrir complicaciones [1]. Puedes hacerlo de dos formas: con un glucómetro o con un sistema de monitorización continua de glucosa (MCG).

¿Cómo funcionan estos instrumentos terapéuticos y cuál debes elegir? En este artículo comparamos el glucómetro con el sistema de MCG para que puedas elegir el que mejor se adapte a ti.

¿Qué es un glucómetro?

Un glucómetro es un dispositivo que te ayuda a medir los niveles de glucosa en sangre [2, 3], que cambian en función de factores como el ejercicio, la dieta y los medicamentos [2]. 

Si tienes diabetes, el hecho de saber cómo fluctúan tus niveles de glucosa en sangre y qué actividades o alimentos los afectan puede ayudaros a ti y a tu médico a diseñar el plan de tratamiento más adecuado. 

Un glucómetro te indicará si tus niveles de glucosa en sangre son demasiado elevados, demasiado bajos o están dentro del rango. Así podrás evitar episodios de hiperglucemia o hipoglucemia y prevenir complicaciones graves debido a la diabetes [4]. 

Los glucómetros necesitan una pequeña muestra de sangre para detectar la glucosa; normalmente basta con una gota de sangre extraída de un dedo [3, 4].

¿Cómo funciona un glucómetro?

Un glucómetro funciona analizando una gotita de sangre de una tira reactiva. La tira reactiva contiene una sustancia llamada glucosa oxidasa, que es una enzima que reacciona a la glucosa en sangre [5].

Para pinchar el dedo y recoger la gotita de sangre se usa una pequeña aguja, llamada lanceta [2]. A continuación, la gota se deposita en la tira reactiva, que se inserta en el glucómetro, En cuyo interior hay una interfaz con un electrodo, que se usa para obtener la lectura de los niveles de glucosa en sangre [5]. Esta lectura se muestra en una pantalla, en unidades de mg/dl o mmol/l [4].

Cuando la tira se introduce en el glucómetro, la reacción de la glucosa con la enzima genera una señal eléctrica. Cuanto mayor sea la corriente eléctrica, mayor es el nivel de glucosa detectado y el número que aparece en la pantalla del glucómetro [5].

Cómo usar un glucómetro

Todos los glucómetros son ligeramente distintos, por lo que es importante que leas el manual de instrucciones. 

En líneas generales, para usar un glucómetro necesitarás [1, 4]:

  • Un glucómetro

  • Tiras reactivas

  • Una lanceta desechable

  • Agua y jabón o una toallita/trozo de algodón impregnado en alcohol

Debes consultar a tu médico sobre la mejor hora del día para hacer la prueba, así como sobre la frecuencia de las pruebas [1]. Además, aunque la mayoría de los glucómetros funcionan con un pinchazo en el dedo, algunos permiten extraer la muestra de sangre del antebrazo o el muslo. Consulta el manual de instrucciones de tu glucómetro para ver el lugar más idóneo [1, 4].

Uso paso a paso de un glucómetro 

Para realizar la prueba, sigue estos pasos [1, 2, 4]: 

  1. Lávate bien las manos con agua y jabón para prevenir infecciones. También puedes utilizar un trozo de algodón o una toallita impregnada en alcohol limpiar la zona de prueba. Sécate bien las manos antes de realizar la prueba [1, 4].

  2. Comprueba que la tira reactiva no haya caducado [1]. Inserta la tira en el glucómetro. Por lo general, esta acción activa el glucómetro [2]. 

  3. Utiliza la lanceta desechable para extraer sangre del lateral del dedo. Para que la sangre fluya, calienta primero las manos frotándolas entre sí o mojándolas con agua caliente [4]. Para obtener la gota de sangre, inserta firmemente la lanceta en el lateral del dedo, pero sin aplicar fuerza [1]. Aplica un suave movimiento «de ordeño» desde la base del dedo hasta la zona en la que has insertado la lanceta [1].

  4. Deposita la gota de sangre en la tira reactiva siguiendo las instrucciones. Algunas tiras absorben directamente la gota del lugar de la prueba, mientras que otras requieren que la gota se reparta por toda la tira [4].

  5. El pinchazo en el dedo rara vez provoca más de un par de gotas de sangre, pero si el sangrado perdura, utiliza una toallita impregnada en alcohol para limpiarlo. Puede que tengas que aplicar presión en el lugar de la prueba para que deje de sangrar [2].

  6. Anota la lectura del nivel de glucosa en sangre que aparece en la pantalla del glucómetro. Los glucómetros «inteligentes» modernos sincronizan sus lecturas con aplicaciones móviles o de escritorio a través de Bluetooth [2], mientras que en otros casos es necesario que anotes manualmente las lecturas en un cuaderno o archivo.

  7. Una vez finalizada la prueba, elimina la lanceta desechable de forma segura.

Tu equipo médico también podrá enseñarte a usar un glucómetro.

¿En qué se diferencia un sistema MCG de un glucómetro?

Los sistemas de monitorización continua de glucosa (MCG) se empezaron a comercializar en el año 2000 como alternativa a la prueba de punción digital [6]. A diferencia de un glucómetro, un sistema de MCG no requiere una muestra de sangre y es muy poco intrusivo [6].

¿Qué es un sistema de MCG y en qué consiste?

Existen varios modelos de sistemas de MCG. 

En líneas generales, un sistema de MCG consta de un monitor que se lleva en el cuerpo con un sensor similar a una fina aguja que se inserta bajo la piel [7, 8, 9]. Este sensor obtiene las lecturas de la glucosa del líquido intersticial del usuario [7, 9], que es el líquido que llena el espacio existente entre las células y proporciona nutrientes al organismo.

Las lecturas se escanean manualmente o se transmiten a través de Bluetooth a un receptor que muestra y registra las lecturas [9].

Sistema de monitorización continua de glucosa frente a glucómetro 

Si no sabes qué es más adecuado para ti, si un glucómetro o un sistema de MCG, te recomendamos que eches un vistazo a las ventajas y los inconvenientes de ambos. 

Sistemas de monitorización continua de glucosa

El uso de un sistema de MCG comporta una serie de ventajas. En primer lugar, un sistema de MCG puede registrar mediciones cada cinco minutos [2], o 288 lecturas por día [9]. Con un sistema de MCG, puedes observar los cambios en los niveles de glucosa en sangre casi en tiempo real y recibir alertas, que te ayudarán a tomar medidas inmediatas para prevenir un episodio de hiperglucemia o de hipoglucemia [9]. Ofrece una cobertura total de los patrones de glucosa en sangre de un usuario y la ventaja de predecir y prevenir episodios [6]. 

Un sistema de MCG te ayuda a saber lo que ocurre cuando estás durmiendo, cuando estás estresado o estás realizando otras actividades de la vida diaria [9]. Es particularmente útil para las personas que pueden tener bajos niveles de glucosa en sangre durante la noche sin saberlo [2, 6]. 

Los estudios han asociado el uso de sistemas de MCG con un incremento del control metabólico, un aumento del tiempo en el rango de glucosa en sangre recomendado, una reducción de la ansiedad y una mejora de la calidad de vida [10].

Por otro lado, un sistema de MCG es más caro que un glucómetro [11]. También es algo más difícil de entender y se requiere formación y tiempo para familiarizarse con la herramienta [11]. Los sistemas de MCG requieren un elevado grado de cumplimiento e interacción para controlar los niveles de glucosa en sangre [11].

Y, lo más importante, aunque usar un sistema de MCG menos invasivo con un sensor insertado bajo la piel sigue siendo menos doloroso que pincharse en el dedo cada día [9], muchos modelos requieren varios pinchazos al día

para realizar la calibración necesaria para el autocontrol de la glucemia [11]. El sensor siempre está en el cuerpo y requiere sustitución regular cada 3-14 días, dependiendo del modelo [11].

Glucómetros

Del mismo modo, el uso de un glucómetro tiene sus ventajas. Los glucómetros toman mediciones precisas de las concentraciones de glucosa capilar [11], proporcionando resultados en un plazo breve [2] con una pequeña muestra de sangre [2]. Se pueden utilizar diversos lugares [2] para hacer la prueba, lo que favorece la flexibilidad y la variación. 

Los glucómetros también son relativamente baratos [11] en comparación con un sistema de MCG [2]. Y, lo más importante, son ampliamente utilizados y conocidos [11] y es fácil aprender a usarlos [11]. Los glucómetros tienen diversas funciones; los modelos inteligentes modernos tienen capacidades de Bluetooth para sincronizar los datos con aplicaciones móviles [2].

El autocontrol frecuente de la glucosa en sangre con un glucómetro se considera una parte fundamental de un tratamiento y un control diario eficaces de la diabetes [10]. El autocontrol de la glucemia más frecuente se ha asociado a concentraciones de HbA1c más bajas en pacientes con diabetes de tipo 1 y en pacientes con diabetes de tipo 2 tratados con insulina [11].

En cuanto a las desventajas, un glucómetro proporciona aproximadamente 4–7 mediciones al día [9]. Esto significa que ofrece datos más limitados que un sistema de MCG y, por tanto, su eficacia clínica también es más limitada [11]. Como solo proporcionan la información de un momento concreto, es difícil discernir tendencias en los niveles de glucosa en sangre [8, 10].

Los glucómetros suelen considerarse incómodos [8], engorrosos [8], molestos [11] y dolorosos [11].  Además, la calidad de las tiras reactivas puede variar debido a su corta fecha de caducidad [2, 11].

Fuentes

  1. Kirk, Julienne K., and Jane Stegner. "Self-monitoring of blood glucose: practical aspects." Journal of diabetes science and technology 4.2 (2010): 435-439. https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/193229681000400225
  2. Mathew, Thomas K., and Prasanna Tadi. "Blood glucose monitoring." StatPearls [Internet] (2020). https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK555976/
  3. “Blood glucose meters,” JDRF. Accessed February 8, 2022.
    https://jdrf.org.uk/information-support/treatments-technologies/blood-glucose-meters/
  4. Pickering, Dianne, and Janet Marsden. "How to measure blood glucose." Community eye health 27.87 (2014): 56. https://pdfs.semanticscholar.org/e244/68171435fd9d3e29ade58baf1f1da89fecc5.pdf
  5. “How do blood glucose meters work? Ask an engineer.” MIT School of engineering. Accessed February 8, 2022. https://engineering.mit.edu/engage/ask-an-engineer/how-do-blood glucose meters-work/
  6. Rodbard, David. "Continuous glucose monitoring: a review of successes, challenges, and opportunities." Diabetes technology & therapeutics 18.S2 (2016): S2-3. https://www.liebertpub.com/doi/full/10.1089/dia.2015.0417
  7. Baghelani, Masoud, et al. "Non-invasive continuous-time glucose monitoring system using a chipless printable sensor based on split ring microwave resonators." Scientific Reports 10.1 (2020): 1-15. https://www.nature.com/articles/s41598-020-69547-1
  8. Langendam, Miranda, et al. "Continuous glucose monitoring systems for type 1 diabetes mellitus." Cochrane Database of Systematic Reviews 1 (2012). https://www.cochranelibrary.com/cdsr/doi/10.1002/14651858.CD008101.pub2/full
  9. Funtanilla, Vienica D., Tina Caliendo, and Olga Hilas. "Continuous glucose monitoring: a review of available systems." Pharmacy and Therapeutics 44.9 (2019): 550. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6705487/
  10. Dovc, Klemen, and Tadej Battelino. "Evolution of diabetes technology." Endocrinology and Metabolism Clinics 49.1 (2020): 1-18.
    https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S088985291930091X
  11. Ajjan, Ramzi, David Slattery, and Eugene Wright. "Continuous glucose monitoring: a brief review for primary care practitioners." Advances in therapy 36.3 (2019): 579-596. https://link.springer.com/article/10.1007/s12325-019-0870-x
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Grasas, proteínas, y su relación con los sistemas de asa cerrada

Grasas, proteínas, y su relación con los sistemas de asa cerrada

Grasas, proteínas, y su relación con los sistemas de asa cerrada

Hablamos mucho sobre cómo afectan los hidratos de carbono a nuestras mediciones y niveles de glucosa, pero ¿cómo afectan las grasas y las proteínas a la glucemia? Hoy tenemos a Rocío Maraver (La Mesa Azul) en nuestra web para que nos hable de ello.

Sabemos que uno de los factores más importantes a tener en cuenta para alcanzar un buen control glucémico después de las comidas es gestionar adecuadamente los alimentos que haya en nuestro plato, es decir la calidad y la cantidad de los diferentes grupos de alimentos será determinante para tener unos adecuados valores glucémicos después de comer. 

Cuando hablamos de grupos de alimentos, hablamos de verduras, frutas, pescados, carnes, legumbres, cereales, tubérculos, etc. Todos estos grupos de alimentos están formados por nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y fibra).

De todos estos nutrientes, sabemos que los hidratos de carbono son los que tienen un impacto más inmediato en la glucemia, por ello se requiere de herramientas como el contaje de hidratos de carbono o el plato saludable para aprender a escoger porciones adecuadas de estos alimentos y así ajustar el tratamiento de insulina, en las personas insulinodependientes. 

Sin embargo, no son sólo los hidratos de carbono los nutrientes que van a tener un efecto sobre la glucemia. Las grasas y las proteínas también tienen un impacto significativo en la glucemia unas horas después de haberlas ingerido. Es decir, su impacto en la glucemia no es tan rápido como el de los hidratos de carbono pero también van a incidir. 

Las grasas provocan que el vaciado gástrico (el paso de la comida del estómago al intestino) sea más lento y son causantes de una resistencia posterior a la acción de la insulina. Esto significa que las comidas con grasa elevan los niveles de glucosa más lentamente y los mantienen elevados durante más tiempo. Cuando las grasas y las proteínas se ingieren juntas suman su efecto elevando los niveles de glucosa tardíamente. En ocasiones, se produce hipoglucemia inicialmente y después hiperglucemia más allá de la tercera hora con una duración proporcional a la cantidad de grasas ingeridas. Muchas veces se necesita menos insulina justo después de comer y un poco más entre 3 y 8 horas después de la ingesta.

Pero, ¿cómo podemos contar la cantidad de grasa y proteína de los alimentos?

Así como utilizamos los gramos o las raciones para medir los hidratos de carbono de un alimento, para calcular las grasas y proteínas nuestra herramienta es la UGP (unidad grasa - proteína), que no es más que nuestra "moneda" para saber si un alimento tiene una cantidad de grasas y/o proteína lo suficientemente significativa para que impacte a nuestra glucemia después de tres horas de la ingesta.

Las UGP se miden en calorías (Kcal). La Sociedad Española de Diabetes (SED) estableció que: 150 kcal correspondían a una Unidad Grasa Proteína (UGP). 

Para calcular las Unidades de Grasa-Proteína (UGP), tenemos que saber que un gramo de grasa nos aporta 9 Kcal y un gramo de proteína 4 Kcal. Para ello nos será de gran ayuda contar con un material que nos proporcione estos datos como las tablas de grasas y proteínas que recientemente hemos publicado en La mesa azul.

Como ves, para poder alcanzar un adecuado control glucémico después de comidas altas en grasas y proteínas, es algo más complejo que si sólo tenemos en cuenta los hidratos de carbono. 

Es por ello, que cada vez cobran más importancia los sistemas de asa cerrada (sistema que integra una bomba de insulina, un monitor continuo de glucosa en tiempo real y un algoritmo de control) para poder llegar a un mayor tiempo en rango y así poder manejar mejor las comidas, sea cual sea su composición. 

Por ejemplo, en algunos de estos sistemas existe la opción “ingesta con alto contenido en grasa”, acción que le dice a la bomba de insulina que el bolo administrado debe ser distinto. El algoritmo que llevan estos sistemas puede administrar todo el bolo de una sola vez o hacerlo en dos partes. Si se selecciona una comida con alto contenido en grasa, la segunda parte del bolo de insulina calculado se administrará a los 60 minutos.

Esperamos que te haya gustado este artículo y te haya servido de ayuda para poner en práctica el contaje de UGP para alcanzar mejores controles glucémicos con este tipo de comidas.

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Inyecciones de insulina: Dónde y cómo inyectar la insulina

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Inyecciones de insulina: Dónde y cómo inyectar la insulina

Si te acaban de diagnosticar diabetes, o conoces a alguien que la tenga, es probable que te surjan muchas preguntas. Tu equipo médico responderá a muchas de ellas.

Algunas de estas preguntas pueden girar en torno a un nuevo medicamento que te habrán prescrito: la insulina. La insulina es un medicamento utilizado por las personas con diabetes para controlar mejor su enfermedad [1].

En este artículo te explicaremos qué es la insulina, por qué la necesitas y cómo administrártela por medio de inyecciones.

¿Qué es la insulina?

La insulina es una hormona producida por células especializadas en un órgano llamado páncreas [1, 2]. La insulina regula los niveles de glucosa en sangre; se libera al torrente sanguíneo y actúa sobre las células de todo el organismo, haciendo que absorban la glucosa de la sangre [1, 2]. La insulina también regula el uso de los carbohidratos, las grasas y las proteínas [2].

La insulina fue aislada y purificada por primera vez en 1921 [2]. Los experimentos que demostraron que esta nueva sustancia química podía reducir los niveles de glucosa en sangre hicieron merecedores del Premio Nobel de Medicina en 1923 a los científicos que los realizaron [2]. Puedes obtener más información sobre el descubrimiento de la insulina en nuestra breve historia de la insulina.

La insulina es un fármaco muy utilizado en todo el mundo, se ha estimado que lo usan entre 150 y 200 millones de pacientes [3].

¿Qué son las inyecciones de insulina?

Millones de personas se autoinyectan insulina cada día [4]. A diferencia de algunos medicamentos que deben tomarse en forma de comprimido o de líquido, la insulina debe administrarse por vía subcutánea, intravenosa o intramuscular [1].

Las personas con diabetes suelen administrarse la insulina por vía subcutánea, utilizando una aguja acoplada a una jeringa o una pluma de insulina para inyectar la hormona bajo la piel, o utilizando una bomba de insulina [1].

¿Qué tipo de diabetes requiere inyecciones de insulina?

Existen varios tipos de diabetes. Algunos tipos requieren obligatoriamente tratamiento con insulina, mientras otros pueden o no tratarse con este fármaco. Esto depende de factores cómo la forma en que la enfermedad haya respondido a otros tratamientos o medidas preventivas [1, 4].

Diabetes de tipo 1

En la diabetes de tipo 1, las células productoras de insulina del páncreas son destruidas por el sistema inmunitario del organismo, un traumatismo o una lesión en el páncreas [1]. Esto provoca una carencia de insulina que solo puede resolverse reponiendo la hormona reguladora de la glucosa en sangre con un tratamiento con insulina. 

La insulina siempre es necesaria en la diabetes de tipo 1 [1, 3]. Para las personas con diabetes de tipo 1, el tratamiento con insulina es vital [1].

Diabetes de tipo 2

En la diabetes de tipo 2, las células del organismo se vuelven resistentes a la insulina [1]. Se desconoce la causa exacta de la diabetes de tipo 2, pero está influida por factores como la genética y la obesidad. El páncreas trata de contrarrestar esta resistencia produciendo más y más insulina, sin embargo, esto termina dando lugar al agotamiento de las células productoras de insulina en fases más tardías de la enfermedad [1]. 

La insulina a veces es necesaria en la diabetes de tipo 2. Es uno de los muchos tratamientos disponibles para las personas con este tipo de diabetes. [1, 3].

Diabetes gestational

La diabetes gestational se desarrolla durante el embarazo. Se puede tratar con modificaciones de la dieta y ejercicio, pero puede requerirse insulina si los niveles de glucosa en sangre no pueden controlarse con dieta y ejercicio [1].

Diabetes hereditaria juvenil de tipo 2

La diabetes hereditaria juvenil de tipo 2 es una enfermedad hereditaria en la que una mutación genética hace que las células pancreáticas dejen de segregar insulina de forma adecuada. Se puede tratar con fármacos denominados sulfonilureas, pero puede requerirse insulina [1].

¿Qué tipos de insulina existen?

Las insulinas pueden clasificarse de distintas formas. Una de ellas es por la rapidez con la que actúa una vez inyectada:

  • Insulina de acción rápida: acción máxima en 30 minutos, dura entre 3 y 5 horas. Las insulinas de acción rápida suelen utilizarse antes de las comidas y siempre junto a insulinas de acción corta o acción larga durante el día para controlar los niveles de glucosa en sangre.
  • Insulina de acción corta: acción máxima en 90-120 minutos, dura entre 6 y 8 horas. Estas insulinas se inyectan antes de las comidas. Hay que tomar alimentos en un plazo de 30 minutos después de su administración para evitar la hipoglucemia.
  • Insulina de acción intermedia: acción máxima en 4-8 horas. Ayudan a controlar los niveles de glucosa en sangre a lo largo del día y suelen administrarse dos veces al día. 
  • Insulina de acción prolongada: actúa a lo largo de 12–24 horas. La duración prolongada de la acción de estos tipos de insulina ayuda a lograr un efecto estable y reducir la frecuencia de administración a lo largo del día. Suele administrarse de noche, después de la cena.  

La insulina también está disponible como combinación de insulina de acción rápida o corta e insulina de acción intermedia o prolongada [5]. Esto se llama insulina premezclada [5].

¿Dónde puedo inyectar la insulina?

 

Dónde inyectar la insulina

¿Dónde puedo inyectar la insulina?

La insulina suele inyectarse en la grasa subcutánea, justo debajo de la piel, en lo que se denomina una inyección subcutánea [1, 4]. La inyección debajo de la piel se considera más sencilla y cómoda que otros métodos de inyección, como intravenosa (en una vena) o intramuscular (en un músculo) [1].

Los lugares recomendados para inyectarse la insulina son el abdomen, los muslos, las nalgas y los brazos [4, 6].

No todos los lugares son adecuados para todas las personas. Por ejemplo, las inyecciones abdominales no son adecuadas para quienes apenas tienen grasa en el abdomen, los niños o las personas muy musculadas [4].

También se recomienda «rotar» los lugares de inyección, es decir, no inyectarse repetidamente en el mismo lugar, para reducir las complicaciones que pueden derivarse de las inyecciones, como la formación de cicatrices o depósitos grasos [4, 6]. Además, cabe señalar que la insulina se absorbe de forma distinta en los distintos lugares [4], por lo que se recomienda la rotación dentro de una zona determinada [4].

Cómo administrar inyecciones de insulina

Las inyecciones de insulina se pueden administrar con una aguja y una jeringa [4, 6]. También se pueden administrar con un dispositivo llamado pluma de insulina, que funciona como una jeringa, pero que contiene la insulina en un cartucho prerrellenado [3]. 

Antes de abrir, los viales y las plumas deben mantenerse refrigerados [4]. Después de abrir, las plumas deben conservarse a temperatura ambiente, mientras que los viales pueden conservarse dentro o fuera de la nevera.

Tu equipo médico te enseñará la técnica de inyección de la insulina. Esta, por lo general, consta de los siguientes pasos [4]:

  • Purga la jeringa o la pluma con dos unidades de insulina
  • Sujetando la jeringa en sentido vertical con la aguja hacia arriba, golpea el cuerpo de la jeringa con el dedo para expulsar las burbujas de aire y libera otras dos unidades extras de insulina al aire
  • Selecciona la dosis necesaria
  • Elige el lugar de la inyección (como el brazo, el abdomen, el muslo o la nalga)
  • Limpia la piel en el lugar de la inyección con una toallita impregnada en alcohol
  • Pellizca la piel entre el pulgar y el índice, gira ligeramente para asegurarte de no haber cogido músculo.
  • Inserta la aguja a 45 grados (esto es adecuado pra zonas con menos grasa, para evitar la inyección intramuscular de insulina). El ángulo de inyección puede variar en función de la zona en la que se aplique la inyección; un ángulo de 90 grados es adecuado para zonas con más grasa
  • Inyecta la insulina y suelta la piel antes de retirar la aguja
  • Después de la inyección, aplica una ligera presión para minimizar los moretones

Tu equipo médico te enseñará a aplicar correctamente las inyecciones de insulina

Para administrar la insulina se pueden usar otros dispositivos, como las plumas de insulina [3].

Efectos secundarios de las inyecciones de insulina

Todos los medicamentos tienen efectos secundarios, y la insulina no es una excepción.

Los efectos secundarios de las inyecciones de insulina pueden dividirse en los efectos de la insulina sobre el organismo y los efectos de la inyección [1].

Los efectos de la insulina sobre el organismo incluyen hipoglucemia y aumento de peso [1]. En raras ocasiones, pueden producirse desequilibrios hidroelectrolíticos, como hipopotasiemia [1].

Los efectos secundarios de las inyecciones pueden incluir dolor en el lugar de la inyección y una afección denominada lipodistrofia, que ocasiona alteraciones en la distribución de la grasa corporal e inflamación de la piel [1, 4, 6]

Inyecciones de insulina: resumen

Las inyecciones de insulina son un tratamiento importante para las personas con diabetes [1]. Tu equipo médico te enseñará a controlar la diabetes con insulina, y a inyectarla de forma correcta y eficaz.

Si quieres más información sobre la insulina, las inyecciones o el control eficaz de la diabetes, tu equipo médico te orientará.

Fuentes

  1. Thota S, Akbar A. “Insulin.” [Updated 2021 Jul 16]. In: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2022 Jan-.
  2. Wilcox G. “Insulin and insulin resistance.” Clin Biochem Rev. 2005; 26(2):19-39.
  3. Buse JB, Davies MJ, Frier BM, et al. “100 years on: the impact of the discovery of insulin on clinical outcomes.” BMJ Open Diabetes Research and Care 2021; 9:e002373.
    DOI: 10.1136/bmjdrc-2021-002373
  4. Dolinar, Richard. “The Importance of Good Insulin Injection Practices in Diabetes Management.” US Endocrinology, 2009; 5(1):49-52
    DOI: 10.17925/USE.2009.05.1.49
  5. Kalra S, Czupryniak L, Kilov G, et al. “Expert Opinion: Patient Selection for Premixed Insulin Formulations in Diabetes Care.” Diabetes Ther. 2018; 9(6): 2185-2199. DOI:10.1007/s13300-018-0521-2
  6. Anders H. Frid, MD; Gillian Kreugel, DSN; Giorgio Grassi, MD; Serge Halimi, MD; Debbie Hicks, DSN; Laurence J. Hirsch, MD; Mike J. Smith, DSN; Regine Wellhoener, MD; Bruce W. Bode, MD; Irl B. Hirsch, MD; Sanjay Kalra, MD; Linong Ji, MD; and Kenneth W. Strauss, MD. “New Insulin Delivery Recommendations.” Mayo Clin Proc. n September 2016; 91(9):1231-1255
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Diabetes tipo 1, cómo controlar lo incontrolable

Diabetes tipo 1, cómo controlar lo incontrolable

Diabetes tipo 1, cómo controlar lo incontrolable

Hoy Mercè Llorca nos habla de cómo el sistema de asa cerrada la ha ayudado a llevar un mejor control sobre su diabetes.

“Si total, solo es pincharse insulina y no comer azúcar”. Cuántas veces me habrán soltado esta frase y cuántas veces habré deseado que realmente la diabetes tipo 1 fuera solo “eso”.

Vivir con esta condición implica estar pendientes de ella las 24 horas del día, 7 días a la semana, sin vacaciones ni descansos. Y las personas que vivimos con diabetes tipo 1 al final intentamos desarrollar una especie de superpoder queriendo controlar todo aquello que afecta al manejo de nuestras glucemias.

Y es que cuando digo que nos afecta todo, sabéis que me refiero desde el tipo de carbohidratos que ingerimos hasta las horas de sueño, pasando por un simple resfriado, el estrés, las hormonas, el ejercicio, la actividad y cualquier cambio que se salga de nuestra rutina.

Esto nos genera una carga mental muy grande que puede derivar en un estado de agotamiento en el que nos vemos superados por el peso de vivir con esta condición.

Por suerte, aunque todavía estamos esperando la cura, la tecnología va avanzando y nos permite la automatización de ciertas funciones que significan un antes y un después en nuestra vida.

Disponer de sistemas cerrados en los que los valores de glucemia leídos por el monitor continuo de glucosa son recibidos por los sistemas de infusión de insulina permitiendo la toma de algunas decisiones de manera automática, nos supone una mejora de la calidad de vida que, desde luego, cuando debuté por allá al 1994 no me habría llegado a imaginar.

Personalmente, y como usuaria de un sistema de asa cerrada, puedo constatar como el hecho de disponer de esta tecnología me ha permitido conseguir mis objetivos de hemoglobina glicosilada, tiempo en rango y, en resumen, llevar el manejo de mi diabetes al siguiente nivel.

A nivel más específico, de todas las funciones automatizadas, la que para mí ha supuesto un cambio espectacular es, sin duda alguna, la parada predictiva. Los que sois deportistas como yo o lleváis un estilo de vida muy activo seguro que me entenderéis. Antes de disponer de esta herramienta eran muchísimas las hipoglucemias que experimentaba durante la práctica de ejercicio e incluso en las horas posteriores. Ahora puedo fijar un objetivo de glucemia superior para moverme en unos números “más seguros” cuando entreno y lo mejor de todo es que no tengo que hacerlo yo, sino que con darle a un botón la bomba lo hará por mí.

Desde luego hay que seguir luchando por la cura, pero mientras vamos a aprovechar al máximo lo que nos brinda la tecnología.

 

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La importancia de la alimentación en la diabetes

La importancia de la alimentación en la diabetes

La importancia de la alimentación en la diabetes

El artículo de hoy lo firman los chicos de Hablando de raciones, unos enfermeros a los que les gusta mucho el mundo de la cocina. Y que vienen a hablarnos la importancia de comer bien cuando tienes diabetes.

La alimentación es uno de los cuatro pilares fundamentales en el tratamiento de la diabetes, junto con el ejercicio físico, la educación diabetológica y la medicación.
Y el tipo de alimentación que sigas va a ser muy importante a la hora de mejorar tu perfil glucémico.

A la hora de hablar de dieta en una persona con diabetes, lo primero que tenemos que hacer es eliminar la palabra dieta, en el momento en el que pienses en que tienes que seguir una dieta ya va a tener principio y fin; y el fin siempre será malo: rebotes, deficiencias nutricionales, patologías asociadas…

Lo que debes hacer es aprender a alimentarte de forma saludable: elimina azúcares, harinas refinadas y grasas saturadas. Y esto no quiere decir que tengas que contar calorías, contabilizar nutrientes o comer a horas concretas. Es necesario que te dejes llevar por tu apetito y tu sed y que escojas alimentos saludables para paliarlos. Que estos alimentos sean la norma en tu alimentación y no la excepción.

Basa tu alimentación en alimentos mínimamente procesados, priorizando los de origen vegetal, estos son los alimentos que o no tienen etiqueta o en la etiqueta solo hay un ingrediente. Complementa con algún alimento bien procesado, estos son los que tienen menos de 5 ingredientes en su etiqueta (siempre que no lleven una cantidad de azúcares añadidos, harinas refinadas o aceites vegetales mayor al 5-10%) pero que estos no desplacen a los alimentos frescos.
Y evita lo más que puedas los alimentos ultraprocesados (más de 5 ingredientes en la etiqueta). El consumo de estos tiene que ser ocasional, cuanto menos mejor.

Uno de los métodos que a mí más me gustan para aprender a alimentarse bien, es el plato de Harward, es muy fácil e intuitivo. Medio plato de vegetales, un cuarto del plato con hidratos, y otro cuarto con proteínas.
También he de decirte que existen alimentos perjudiciales para la salud que constituyen factores de riesgo y otros saludables que previenen enfermedades.

La gran mayoría de alimentos saludables tienen en común que: son materias primas sin procesar o mínimamente procesadas, en general, son de origen vegetal, están en la matriz del alimento y dejan de ser tan sanos si se procesan mucho.
Por el contrario la gran mayoría de los alimentos poco saludables tienen en común que: son procesados o ultraprocesados, se les añade ingredientes poco interesantes desde el punto de vista nutricional, son productos refinados y están desprovistos de su matriz alimentaria original.
Por los que podemos decir que una dieta saludable es aquella que esté basada principalmente en productos vegetales, y evita el uso de alimentos ultraprocesados o procesados con ingredientes malsanos.

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Visibiliza tu diabetes

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Visibiliza tu diabetes

Hay personas a las que da algo de apuro hablar de su diabetes. Hoy Mamá con Diabetes viene a contarnos que no debemos caer en ese error. Visibilizar la diabetes es positivo para ti, y para todos.

No escondas ni ocultes nunca que tienes diabetes.
Que nunca te dé miedo, ni temor, ni te sientas mal por decir que tienes diabetes al mundo.

Este debería ser uno de los puntos más importantes a tocar, nada más llegar a nuestra primera consulta en educación diabetológica.
Un debut diabético no es fácil para nadie, pero debemos de saber que, para llevarlo de la mejor manera posible, tenemos que ser positivos, ya que todo va a salir bien.

Conozco a personas que después de muchos años aún niegan y esconden su diabetes, hasta tal punto que incluso ni en su trabajo lo saben. Esto, aparte de ser muy peligroso para uno mismo, también lo es para los que nos rodean, compañeros y amigos. Si algún día pasa algo, no van a saber, primero cómo actuar, y si actúan lo van a hacer mal ya que en ningún momento se les va a pasar por la cabeza que lo que te puede estar ocurriendo, es por ejemplo un episodio grave de hipoglucemia.

¿Crees que compensa el esconderlo? ¿Crees que merece la pena poner en riesgo tu vida? Yo creo que no.

Pero ya no es solo eso, la negación y una actitud negativa no ayudan en absoluto; ya que  provocan que nuestra diabetes no esté bien controlada y esto a la larga puede provocar graves consecuencias.

No confundas ocultarlo, con simplemente ser discreto. En algunos momentos nos puede apetecer no estar dando explicaciones. Pero si fuera así, lo mejor es tratarlo con toda la normalidad.

Mi consejo es: no juegues más al escondite con tu diabetes.

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Diabetes: Situación de estrés

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Daniel Hans - Diabetes: Situación de estrés

¿Cómo afecta el estrés a un corredor antes de una carrera? Nos lo cuenta hoy Daniel Hans. Una situación análoga a otras situaciones cotidianas como una entrevista de trabajo, un problema familiar… ¡Seguro que todos podemos aprender del ejemplo que nos trae Daniel!

“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.”   

De esta manera comienza el poema de Konstantino Kavafis dándonos a entender que el camino es lo que tiene verdadero sentido y no tanto el destino.  

En diabetes, tanto pacientes como personas cercanas, solemos desilusionarnos, enfadarnos o ponernos de mal humor cuando las cifras de glucemia no van según lo estipulado. Pese a seguir las pautas que creíamos correctas, la glucemia no nos acompaña. Muchas veces, la causa de estos valores es producida por factores a los cuales no podemos controlar. Hoy os hablo de uno de ellos, el estrés.  

Vamos a poner un ejemplo. Hoy es el día de una carrera de 10 kilómetros que llevamos tiempo preparando. Nuestra preparación física para ella ha sido la adecuada y, además, hemos entrenado la gestión de nuestra diabetes- Pero resulta que, pese a llevar el mismo procedimiento que en los entrenamientos donde me iba genial, hoy día de la prueba mi glucemia no para de subir.  

¿Motivo?, el estrés del día de la prueba.  

¿Por qué me sucede? 

Durante situaciones estresantes, la epinefrina (adrenalina), el glucagón, la hormona de crecimiento y el cortisol desempeñan un papel en los niveles de azúcar en sangre. Las situaciones estresantes pueden incluir infecciones, enfermedad grave o un estrés emocional importante. 

Cuando está estresado, el cuerpo se prepara a sí mismo para asegurarse de tener suficiente azúcar o energía listas y disponibles. Los niveles de insulina caen, los niveles de glucagón y epinefrina (adrenalina) se elevan y se libera más glucosa desde el hígado. Al mismo tiempo, se elevan los niveles de la hormona de crecimiento y cortisol, lo que hace que los tejidos del cuerpo (músculos y grasa) sean menos sensibles a la insulina. Como resultado, hay más glucosa disponible en la corriente sanguínea. 

Y volviendo al ejemplo, por regla general, la subida temporal de la glucemia suele compensarse cuando se ha iniciado la prueba y nuestro estrés y nerviosismo se van calmando. Como todo en diabetes, cada cuerpo es diferente, pero es importante tener en cuenta estos episodios que no podemos controlar, pero sí saber cómo actúa y evitar sustos.  

Estar preparado es importante, saber esperarlo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida (Arthur Schnitzler)

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Tengo diabetes, ¿debo preocuparme por…?

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Tengo diabetes, ¿debo preocuparme por…?

Hoy InsulinRock viene a nuestra página a hablarnos del alarmismo cuando tenemos diabetes. Por supuesto, tenemos que cuidarnos. ¡Pero eso no significa vivir asustados! Con un buen control y observación, todo debería ir bien.

Uno de los primeros tópicos que vienen al imaginario colectivo cuando aparece la palabra diabetes es el de la mala cicatrización de las heridas; uno de los pensamientos recurrentes de un recién diagnosticado o de los padres de un pequeño al que lo acaban de diagnosticar es el de que se van a perder las piernas o los dedos de los pies; esas heridas que no cierran jamás y, bueno, cuando al principio del artículo decía que se trataba de un tópico no lo decía porque fuera algo inventado, lo decía por que, como todo, si no se dota de un contexto podemos caer en una paranoia y perder el sentido de la razón.

Hace un par de días, en una consulta de educación en diabetes, una madre me comentaba que tenía miedo por una herida que, a su parecer, estaba cicatrizando muy lentamente. El peque apenas lleva un par de años desde que le diagnosticaron y sus padres lo han estado llevando todo este tiempo muy bien, manteniéndolo con unos controles impecables que ya quisiera yo para mi.
Después de explicarle que los problemas serios de cicatrización aparecen en diabetes muy avanzadas, de muchos años, y mal controladas, la pregunta que le hice a esta madre fue que si alguna vez se había parado a ver que tal cicatrizaba la hermana del peque (que no tiene diabetes) o incluso ella misma; y es que, cuando tenemos diabetes muchas veces parece que todo se circunscribe a lo mismo, todo tiene relación.
Tengo hambre, seguro que estoy bajo...o alto... me duele la cabeza, ¿serán cetonas?

Hace ya casi un año, para preparar una reunión con el servicio de salud, logramos sacar del archivo del hospital los datos estadísticos de las complicaciones en diabetes. Me encantan las estadísticas desde que leí un estudio que aseguraba que el 50% de los bomberos de Oklahoma son la mitad (pido perdón por este chiste, juro que no volverá a ocurrir).
Volviendo a lo de los datos, lo que más nos impactó fue que el número de amputaciones para la diabetes de tipo 2 superaba en un 93% a las que se producían en personas con diabetes de tipo 1. No soy un experto en esta materia, pero en todos los trabajos y bibliografía que he leído en referencia al famoso pie diabetico nunca se hace distinción entre diabetes de tipo 1 o diabetes de tipo 2, claro está que la población de personas que tiene diabetes de tipo 2 es muy superior a los que tienen diabetes de tipo 1, pero otra realidad es la de que, en general, el control que se hace a las personas con diabetes de tipo 2 es muy deficiente; muchos de ellos ni siquiera llegan a pisar la consulta de un endocrino o de una educadora en diabetes. Es más, por mi experiencia como sanitario, un número muy alto de personas con diabetes de tipo 2 no tienen diabetes, tienen sólo un poco de azúcar, que es lo que le ha dicho el médico. Según el tratado de diabetes mellitus de la Sociedad Española de Diabetes (la Diabebiblia), afortunadamente el número de amputaciones han ido disminuyendo paulatinamente a lo largo de los años; probablemente por los avances en el tratamiento y control.

Volviendo a la historia que antes os contaba del peque con una herida, otra de las cosas que me vinieron a la cabeza fue algo que me había pasado a mi meses antes. A finales de verano me apareció una herida en un dedo de la mano y esta no se curaba ni a la de tres.
Siempre con el mismo aspecto rosado y húmedo, lo que solemos denominar científicamente como “en carne viva”. Tras una sesión de reiki por teléfono con mi médico de atención primaria al que le pareció ver dermatitis en su bola de cristal, decidí que lo mejor sería ir a un dermatólogo privado y “voilá” resulta que se trataba de psoriasis (sin ser yo de soria ni nada. Ok, prometo que es el último). ¡Qué sorpresa, otra enfermedad autoinmune!

Como muchos sabréis, y si no es así, esto es cultura que os regalo, la diabetes de tipo 1 es una enfermedad autoinmune que en muchas ocasiones suele tener otras enfermedades autoinmunes asociadas; clásicamente enfermedades del tiroides y celiaquía, pero nunca había leído sobre este nuevo inquilino. Buscando bibliografía me he encontrado con una gran cantidad de artículos que relacionan estas dos enfermedades; en concreto muchos de ellos directamente apuntan a la psoriasis como un factor de riesgo a la hora de desarrollar diabetes de tipo 2 e incluso de desarrollar enfermedades cardiovasculares ¡maldita sea! ¿pa’qué tengo que buscar yo nada...? Todavía espero el estudio que vincule la diabetes con un aumento de la probabilidad de que te toque la lotería o algo por el estilo...

En fin, os he contado todo este rollo porque creo que es importante no ser catastrofistas.
Actualmente con un tratamiento de corticoides tópicos (que apenas he notado en mis glucemias) he conseguido controlar este tema; la herida de la que os hablé desapareció en apenas 4 o 5 días como por arte de magia. Es importante estar alerta y siempre que nos sumerjamos en el mundo de internet, artículos y datos, ser críticos y darles un contexto por el bien de nuestra salud mental.

 

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Insulina: qué es y cómo funciona

Insulina: qué es y cómo funciona

Insulina: qué es y cómo funciona

La insulina es una hormona producida de forma natural por el páncreas [1,2,3]. Su nombre procede del término latino insula, que significa «isla» [2,3,4], y la producen grupos de células llamadas Islotes de Langerhans [1,2,3].

La insulina se usa principalmente para regular la glucemia, que es el nivel de glucosa en sangre. Permite que la glucosa penetre en las células del organismo [2,3,5]. De esta forma, las células pueden utilizar la glucosa como fuente de energía [3].

Las personas que no tienen diabetes producen esta hormona de manera continua en pequeñas cantidades [3,5,6]. Pocas horas después de una comida, el organismo incrementa su producción para ayudar a las células a metabolizar la glucosa de los alimentos [1,3,6].

Cuando el organismo deja de producir insulina o las células crean una resistencia a ella, los niveles de glucosa en sangre dejan de regularse, lo que ocasiona diabetes [3,7]. La diabetes se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre: esto se denomina hiperglucemia (Hiperglucemia: definición, síntomas y tratamiento) [3,7].

En las personas que tienen diabetes de tipo 1, el propio sistema de defensa del organismo destruye las células responsables de la producción de insulina (células beta) y, en consecuencia, el páncreas deja de producirla o lo hace en cantidades muy pequeñas [3]. Por otro lado, la diabetes de tipo 2 se presenta cuando las células del organismo no responden adecuadamente a la insulina y cuando el páncreas no puede producirla en cantidades suficientes [3,4,5].

La evolución de la insulina

La insulina fue descubierta en 1921 por Frederick Banting y Charles Best en la Universidad de Toronto, y se extraía inicialmente de los páncreas de cerdos, vacas y caballos [1,3,7,8].

A principios de los años 80, los investigadores lograron producir insulina humana recombinante en el laboratorio [3,7,8], que se comercializó por primera vez en 1982  [2,3,4,8]. Esta insulina era más pura y menos alergénica que la insulina de origen animal, y su estructura es similar a la que produce el páncreas humano de forma natural [2,4].

Más tarde, los investigadores lograron modificar la estructura de la insulina humana para optimizar la rapidez y la duración de su acción [2,3,4,5]. Estas insulinas modificadas se denominan insulinas análogas y se comercializan desde 1996 [2,5,6].

Los distintos tipos de insulina

En la actualidad, existen varios tipos de insulina para el tratamiento de la diabetes, con distintos grados de rapidez y duración de la acción [3]:

  • De acción corta, también denominadas insulinas convencionales, que son insulinas humanas fabricadas en el laboratorio. Por lo general empiezan a actuar 30 minutos después de su administración y la duración media de su acción es de alrededor de 6 horas [3,5,8].
  • Insulinas análogas de acción rápida, que se han desarrollado para actuar más rápido (10-30 minutos después de la administración) y durante menos tiempo (de 3 a 5 horas) que las convencionales [3,4,5,7].
  • Acción intermedia, que se fabrican combinando la insulina convencional con protaminas (una proteína) o zinc. Por lo general, empiezan a actuar entre 1-2 horas después de la administración y su acción puede durar unas 20 horas [1,3,5,8].
  • Insulinas análogas de acción prolongada, que se desarrollaron para actuar durante más tiempo y con mayor estabilidad que las de acción intermedia [4,5,7]. La acción de las insulinas análogas de acción prolongada dura aproximadamente 24 horas y algunas de acción «ultraprolongada» pueden permanecer activas hasta 42 horas [5,6].

La rapidez y la duración de la acción de estos distintos tipos de insulinas puede variar en función de diversos factores, como la dosis administrada, la temperatura o el lugar de administración [5,6,8].

El papel de la insulina en el tratamiento de la diabetes

La insulina es esencial en el tratamiento de la diabetes de tipo 1. En algunos casos, las personas con diabetes de tipo 2 también pueden necesitarla, especialmente cuando los medicamentos dejan de ser suficientes para equilibrar los niveles de glucosa en sangre [3,4,6,8,9]. Esta hormona se administra debajo de la piel con una jeringa, una pluma o una bomba [1,4,6].

El objetivo de su administración es imitar el funcionamiento natural del páncreas, proporcionando al organismo la insulina que necesita durante el día y después de las comidas. Esto permite a las personas que no producen insulina o que producen poca cantidad, limitar las elevaciones de glucosa en sangre [1,3,7].

Fuentes

  1. Allen D. Ruan CH, King B. & Ruan KH. Recent advances and near future of insulin production and therapy. FutureMed. Chem. (2019) 11(13), 1513–1517. doi: 10.4155/fmc-2019-0134.
  2. Ignazio Vecchio, Cristina Tornali, Nicola Luigi Bragazzi and Mariano Martini. The Discovery of Insulin: An Important Milestone in the History of Medicine. Front Endocrinol (Lausanne). 2018 Oct 23;9:613. doi: 10.3389/fendo.2018.00613. eCollection 2018.
  3. Ahmad K. Insulin sources and types: a review of insulin in terms of its mode on diabetes mellitus. J Tradit Chin Med. 2014 April 15; 34(2): 234-237. doi: 10.1016/s0254-6272(14)60084-4.
  4. Shahani S., Shahani L. Use of insulin in diabetes: a century of treatment. Hong Kong Med J. 2015 dec 21 (6) : 553-9. doi: 10.12809/hkmj154557. Epub 2015 Nov 6.
  5. O M Selivanova, S Yu Grishin, A V Glyakina, A S Sadgyan, N I Ushakova, O V Galzitskaya. Analysis of Insulin Analogs and the Strategy of Their Further Development. Biochemistry (Mosc). 2018 Jan;83(Suppl 1):S146-S162. doi: 10.1134/S0006297918140122.
  6. Edyta Cichocka, Anna Wietchy, Katarzyna Nabrdalik, Janusz Gumprecht. Insulin therapy — new directions of research, Endokrynologia Polska, Tom/Volume 67; Numer/Number 3/2016. doi: 10.5603/EP.2016.0044.
  7. Adams GG, Meal A, Morgan PS, Alzahrani, QE, Zobel H, Lithgo R, et al. (2018) Characterisation of insulin analogues therapeutically available to patients. PLoS One. 2018 Mar 29;13(3):e0195010. doi: 10.1371/journal.pone.0195010. eCollection 2018.
  8. Wolfgang Landgraf, Juergen Sandow. Recombinant Human Insulins –Clinical Efficacy and Safety in Diabetes Therapy. Eur Endocrinol. 2016 Mar;12(1):12-17. doi: 10.17925/EE.2016.12.01.12. Epub 2016 Mar 15.
  9. James R LaSalle, Rachele Berria. Insulin therapy in type 2 diabetes mellitus: a practical approach for primary care physicians and other health care professionals. J Am Osteopath Assoc. 2013 Feb;113(2):152-62.
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La diabetes no pone límites

La diabetes no pone límites

Azucarilloman: La diabetes no pone límites

Hoy vuelve a pasar por nuestra página Andrés Villegas, más conocido como Azucarilloman, para reflexionar sobre la normalidad y los límites que (no) nos fija la diabetes.

Hola a todos, ¡cuánto tiempo!, ¿Cómo va todo?

Hoy vuelvo a tener la suerte de poder compartir con todos los lectores MDE mi punto de vista sobre otro aspecto relacionado con la diabetes, y es que hoy os quiero lanzar la siguiente pregunta: ¿Cuáles creéis que son nuestros límites teniendo diabetes?

Yo siempre he pensado y he tenido muy claro que la diabetes no me limitaría en nada en mi vida diaria, puede que me obligara a hacer algunas cosas de manera diferente, pero nunca me impediría realizar cualquier actividad. Cuando mi hermano se embarcó en este mundo de la diabetes intenté inculcarle también estos valores y a día de hoy ambos llevamos una vida de lo más “normal” posible. ¿Por qué entrecomillo la palabra normal? Porque la normalidad es algo muy subjetivo, que para cada persona puede significar algo totalmente diferente, es por eso, que para mi hermano y para mí, después de compartir la vida con la diabetes durante muchos años hemos normalizado este estilo de vida.

Pero bueno, no me enrollo, que hoy venía a hablaros sobre los límites que podemos tener en nuestro día a día con diabetes, de los cuales he podido a hablar largo y tendido y reflexionar estos pasados días con grandes referentes deportivos con diabetes. Todos tenían un denominador común, y es que ellos siempre han perseguido sus sueños independientemente del peso de su mochila y han terminado consiguiendo numerosos premios, logros… ¡Qué orgullo!

Estas charlas me han servido a mí, y es lo que hoy quiero transmitiros, para tener aún más claro que la diabetes no me va a frenar en nada y nunca, pero nunca, me voy a establecer un techo por el simple hecho de tener diabetes. Las personas con diabetes somos capaces como cualquier otra persona y además…vaya para nosotros un doble mérito por conseguir lo que nos propongamos cargando una mochila que nosotros no hemos pedido cargar.

Para ir despidiéndome, espero que este artículo sirva para animaros a todos a intentar todo aquello que por la diabetes os eche para atrás, para que cojáis aire y contéis hasta diez cada vez que alguien os diga que no podéis hacer algo y establezcáis este lema en vuestro día a día: Tengo diabetes, ¿A qué quieres que te gane? Jeje…

Como comentaba antes, ha sido un lujo volver a transmitiros mi punto de vista sobre nuestra condición. Espero que hayáis terminado de leer el artículo con un extra de motivación y espero ver también como cada uno de vosotros va logrando lo que se va proponiendo en la vida.

¡Abrazos muy fuertes de Azucarilloman!

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¿Qué es Making Diabetes Easier?

Making Diabetes Easier es la marca común de toda la actividad de Diabetes del grupo Air Liquide Healthcare en Europa. Novalab es la marca que engloba la actividad de diabetes en España con la que queremos ayudar haciendo la diabetes más fácil.

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