Importancia de la salud mental en personas con diabetes
Vivir con diabetes va mucho más allá de lo físico. No se trata solo de controlar la glucosa o seguir una alimentación , sino de aprender a manejar las situaciones diarias. Es un camino que requiere fuerza interior, comprensión y apoyo.
Porque en cada acción -medir, planificar, ajustar- también afecta emocionalmente: ansiedad, miedo, agotamiento o frustración. Y cuando no se reconocen estas emociones, cuidar de uno mismo puede volverse más difícil.
Además, muchas veces las personas con diabetes sienten que deben aparentar fortaleza constante frente a su entorno, lo que puede llevar a ocultar sus emociones y generar una mayor carga interna.
Fatiga emocional por diabetes
Muchas personas que viven con diabetes experimentan, en algún momento, lo que se conoce como fatiga emocional por diabetes. Es un agotamiento profundo que aparece después de tanto tiempo conviviendo con una rutina constante de cuidados. No es flojera ni falta de voluntad: es el peso invisible de hacer lo correcto, todos los días1.
Este desgaste puede manifestarse en forma de desmotivación, tristeza, sensación de estar fallando… incluso en el deseo de “desconectar” del control glucémico. Pero no siempre se habla de esto en las consultas médicas. Y sin embargo, atenderlo es fundamental para mantener la salud física y emocional.
También puede afectar las relaciones personales, generando malentendidos con familiares o amigos que no comprenden del todo el esfuerzo constante que implica vivir con diabetes.
Esta fatiga emocional puede repercutir en el desempeño laboral o académico, debido a la dificultad para concentrarse o la falta de energía.
Estrés y glucosa: una relación directa
Cuando se atraviesan momentos de estrés o ansiedad, el cuerpo libera hormonas como el cortisol, que pueden elevar los niveles de azúcar en sangre. Es una reacción natural que produce el cuerpo, pero que complica tu día a día .
Además, ese estado emocional puede hacer que abandonemos ciertos hábitos saludables: se come por impulso, no se duerme bien, se pospone el ejercicio o se olvida una dosis. Todo esto, poco a poco, impacta en el equilibrio del cuerpo y la mente3.
Incluso el estrés sostenido puede influir en la toma de decisiones, haciendo más difícil seguir las recomendaciones médicas o mantener la disciplina que requiere el tratamiento.
En este contexto, aprender a identificar las señales del cuerpo frente al estrés es clave para poder intervenir a tiempo y evitar descompensaciones innecesarias.
¿Qué pasa cuando no me siento bien?
El bienestar emocional no es un lujo. Es una necesidad básica para todas las personas. Se estima que alrededor del 30 % de las personas con diabetes tipo 2 desarrollan síntomas depresivos en algún momento de su vida4. Y cuando el estado de ánimo decae, muchas veces también lo hace la adherencia al tratamiento.
Esto genera un círculo difícil de romper: me siento mal → me cuido menos → los niveles de glucosa empeoran → me siento peor. Por eso, cuidar la salud mental es también una forma de proteger el cuerpo.
Romper ese ciclo requiere valentía y apoyo. Reconocer que uno necesita ayuda es el primer paso hacia una mejor calidad de vida.
A veces, solo hablar de lo que sentimos ya alivia parte del peso emocional. Compartirlo con alguien de confianza o con un profesional puede marcar la diferencia
Herramientas que nos ayudan
El camino emocional no se recorre solo. Existen diferentes recursos que pueden marcar una gran diferencia y ayudar a gestionar tus emociones:
Mindfulness y conexión interior
La práctica de la atención plena ayuda a reducir el estrés y a reconectar con uno mismo. Estudios muestran que incluso unos minutos al día pueden mejorar significativamente el bienestar emocional y el control glucémico4.
Terapia psicológica
Espacios de escucha profesional pueden ser fundamentales. La terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, ha mostrado ser efectiva para disminuir síntomas depresivos y aumentar el compromiso con el autocuidado1.
Redes de apoyo
Hablar con otras personas que viven con diabetes, ya sea en grupos presenciales o en comunidades online, permite sentirse comprendido y menos solo. También el apoyo de familiares y amistades cercanas puede ser un gran soporte emocional.
Momentos de pausa
Leer, caminar, escuchar música, reírse o simplemente descansar. Incluir pequeñas pausas placenteras en el día ayuda a recargar energías y a cuidar del bienestar emocional de forma sencilla3.
La importancia de un enfoque humano
Un tratamiento integral necesita incluir también lo emocional. Es importante que los profesionales pregunten directamente cómo se siente la persona, escuche y pueda derivar a apoyo psicológico cuando sea necesario2.
Además, incorporar talleres, encuentros grupales y materiales de educación emocional en los centros de salud puede ayudar a normalizar estos temas, derribar estigmas y acompañar de manera más compasiva en los momentos más difíciles.
Vivir con diabetes no se trata solo de cifras ni controles. También se trata de cómo nos sentimos al transitar cada paso. Cuando cuidamos nuestras emociones, es más fácil mantener la rutina, la motivación y, sobre todo, vivir con mayor bienestar.
Fuentes
- American Diabetes Association. https://diabetes.org/
- CDC. Diabetes https://www.cdc.gov/diabetes/
- NIDDK. Diabetes https://www.niddk.nih.gov/health-information/diabetes
- International Diabetes Federation. Diabetes impacts the mental health https://idf.org/news/diabetes-hidden-burden/